Hoy de nuevo me acordé de usted, Maestro....
De la ópera y de Verdi,
del cigarro consumiendose,
junto a la vara de membrillo o avellano,
de los gritos y el silencio,
de la derrota y el triunfo,
de lo dulce y de lo amargo.
Nunca de la mano al ombligo,
siempre del ombligo a la mano,
de mucho filete y poco bocado.
De la perfección de las cosas simples,
y de un amigo y no un esclavo...
Nuca bajeis la cabeza como yo lo hago.
Hoy me acordé de usted, Maestro.
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