Hierro del Infinito.

Aunque sus origenes sean inciertos, parece ser que allá por el año 1.655 John Wallis fue el primero en utillizar el símbolo del infinito.

El "no hay final" se ha utilizado en la filosofía, en la astronomía, en las matemáticas...y en la actualidad es la identidad de una de las ganaderías más prestigiosas de lusitanos de nuestro país. Como veis no es el típico hierro de las siglas del ganadero.
Encierra en mi un cierto misterio que un buen día no me quiso explicar. El secreto es suyo.

Apostó por la calidad antes de la cantidad. Buscó ascendientes, pero no se quedó en el pasado, vive en el presente y ya está viendo el futuro.

　

                                           

     (Halib y Habibi du Angelus-Coudelaria Benavis)

Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple.
Lo que escuchamos sin poder oír, lo tenue.
Lo que tocamos sin asir, lo mínimo.
Lo simple, lo tenue y lo mínimo no pueden indagarse.
Juntos se conjugan en lo uno.

Revelado, no deslumbra.
Oculto, no pierde su luz.
Infinito, no puede ser definido.
Se esfuma en la no existencia.
Es la forma de lo que no tiene forma, es la imagen de la no existencia.
Es lo esquivo y misterioso.

Lo puedes mirar de frente, pero no verás su rostro.
Lo puedes seguir, pero no lograrás ver su espalda.


He aquí el misterio de los caballos del infinito. Si todavía no te ha quedado claro, cuando veas ese hierro en una nalga entenderás mis palabras.

　

   "Pa ti es la vida amigo", grande es tu obra...más grande eres tú.